Hubo una vez un árbol que nació en el centro de un patio enorme; en aquel lugar donde los niños jugaban y reían.
Este árbol sabía, de esa manera vegetal y
misteriosa en que los árboles saben las cosas, que iba a enfermar.
Por eso un día, cuando iba a comenzar el otoño, sus hojas se tornaron amarillentas y su aspecto se volvió triste.
Los niños y las niñas, preocupados por su amigo se
dieron cuenta de que había sido invadido por un enemigo animal, la "galeruca
del olmo”, un bichito que se come sus hojas y hace enfermar el tronco.
Muy preocupados estuvieron durante todo el recreo
intentando buscar una solución.
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